Menú y Tabú. 

Se dice que el hombre es omnívoro... ¿realmente lo es? Aunque podemos comer casi de todo, ciertos alimentos nos generan repulsión. Los orígenes de esta sensación puede que se basen en lejanos tabúes dados por la tradición cuyas razones son muchas veces difíciles de saber.

Cerdos y vacas

¿Cuántos de nosotros nos deleitamos con un jamón serrano? Sin embargo, el consumo de cerdo es un tabú para las tradiciones judaica e islámica. ¿Por qué el cerdo es para judíos y musulmanes observantes un animal impuro para el consumo humano? El libro del Levítico, establece que los animales puros son aquellos que rumian y tienen la pezuña abierta, los que no, como el cerdo, son impuros y no deben comerse. Hay otros animales impuros, entre ellos, las aves que no vuelan y los animales acuáticos que no nadan como los mariscos. Por su parte los musulmanes, además de no comer  la carne de cerdo, no comen animales carnívoros, aves que capturen sus presas con garras, ni carne de burro doméstico. El judaísmo y el islam tienen en común numerosos ritos por lo que podemos suponer que  el islam tomó varias de estas costumbres de la religión vecina más antigua. Pero...¿cuál es el origen de la prohibición del consumo de cerdo?

El por que  de un tabú.

Esto se debe a que  en las culturas islámicas se creía que como iba hacer posible que tanto como los cerdos como ellos se alimentaran de lo mismo, otra teoría menciona que al ser el cerdo una animal sucio que se revuelca en el lodo y come toda clase de basura, es un animal muy peligroso si no se cocina correctamente. 

No siempre el tabú alimentario tiene explicaciones tan razonables... un francés o un inglés no comerían carne de perro asado, pero en China los perros son un manjar, como lo fueron para los fenicios, griegos, romanos y aztecas. En Tahití se cría incluso una raza especial para degustar en la mesa. En ciertas regiones de América Latina, las hormigas forman parte del menú, así como las orugas en Asia y África... las cuales son experiencias gastronómicas repulsivas, para gran parte del resto del mundo.

¿El prejuicio gastronómico obedece a nuestro instinto de supervivencia? ¿Estaremos algunos de nosotros mejor adaptados para el consumo de ciertos alimentos que de otros? ¿O simplemente se trata de una mera expresión de etnocentrismo?.